La trompa de Eustaquio. La gran desconocida.

La trompa de Eustaquio. La gran desconocida.

Nuestros oídos comunican con la nasofaringe a través de unos conductos llamados trompa de Eustaquio. Este tubo está formado por una parte ósea y otra cartilaginosa. Habitualmente se encuentra cerrado pero gracias a la acción de varios músculos, se abre numerosas veces al día, tanto en la vigilia como durante el sueño.

Las funciones de dichos conductos son varias. Actúan como renovadores del aire que se encuentra dentro de nuestro oído medio y mastoides. Son los responsables de la compensación en los cambios de presión atmosférica que sufrimos, tanto si subimos en coche un puerto de montaña, volamos en avión o si realizamos una inmersión bajo el agua.

También la trompa desempeña funciones defensivas, como son frente a los gérmenes que habitan en la nariz, como frente a sonidos elevados.

Como mamíferos que somos, tenemos cavidades en nuestro cuerpo que están llenas de aire. Nuestra adaptación al medio terrestre ha conducido a diferentes sistemas neumáticos dentro de nuestro cráneo, como son los senos paranasales y los oídos.

A diferencia de otras especies que son capaces de ocluir estos espacios con una musculatura, tal y como sucede con las ballenas y delfines, la especie humana debe realizar maniobras de compensación cada vez que la presión atmosférica en nuestro entorno varía.

Este hecho nos hace depender de una buena anatomía y fisiología d nuestra nariz y especialmente de nuestra trompa de Eustaquio.

La diferenciación evolutiva con los primates ha conducido a cambios en el paladar y en la trompa de Eustaquio. Mientras un macacus resus tiene un paladar alargado y una trompa de Eustaquio con 2/3 de conducto óseo, el ser humano ha reducido la longitud de su paladar óseo y ha invertido la proporción de la trompa, disponiendo de 2/3 de zona cartilaginosa.

¿Y en que se ha manifestado dicha evolución? Pues el ser humano ha podido articular el lenguaje, a diferencia de los demás primates, pero el precio que ha pagado por ello, ha sido la otitis media. Si, el ser humano es el único mamífero que sufre otitis media. Una infección que puede ser letal para cualquier animal.

Muchos de los problemas que sufre el hombre se deben a la dificultad de apertura de la trompa de Eustaquio. En niños es mucho más frecuente, tanto por inmadurez de la misma, como por la presencia de tejido adenoideo (vegetaciones) que bloquean el ostium tubárico (orificio de apertura de la trompa a la nariz).

Es por ello que muchos niños desarrollan otitis medias agudas y otitis crónicas con efusión, haciéndoles que no puedan escuchar correctamente y que puedan tener secuelas de oído de manera permanente.

En los adultos también se padecen estos problemas. Simplemente estando viviendo en nuestro entorno habitual (habitualmente a una atmósfera de presión -1 ATA-), ya se tienen problemas de oído.

En otras ocasiones, los adultos no podemos realizar actividades subacuáticas o aeronáuticas, sufriendo dolor en nuestros oídos (otalgias). Aparecen entonces los problemas llamados barotraumas de oídos, que son lesiones producidas por los cambios de presión atmosférica.

De forma más esporádica, existen personas que consultan por síntomas como autofonía (se escuchan a sí mismos), le molestan los sonidos fuertes (hiperacusia) y tienen dificultades de audición. Estas personas tienen una trompa de Eustaquio que está permanentemente abierta. Se le llama síndrome de la trompa patulosa.

Las distintas enfermedades que originan una mala función tubárica, son muy fáciles de diagnosticar, mediante una otoendoscopia y gracias a la realización de pruebas complementarias como son la impedanciometría, las pruebas tubáricas, la endoscopia nasal, la audiometría y mediante pruebas de imagen.

Durante toda la historia, los médicos hemos intentado poder solucionar estos problemas, pero primero debíamos entender la función que la trompa tiene. Y así, a lo largo de la historia se han ido aplicando distintos tratamientos, con mejor o peor éxito pero con una argucia increíble.

Hoy en día, a los distintos tratamientos de la trompa de Eustaquio, se les llama tuboplastias.

Actualmente existen tres líneas de tratamiento con resultados exitosos:

La dilatación de la trompa mediante balón
El tratamiento láser de la trompa
El cierre de la trompa mediante la utilización de materiales de relleno

Gracias a la realización de mi tesis doctoral, pude introducirme de lleno en la patología de la trompa, aprendiendo mucho de los problemas que afectan a los buceadores y a las personas que se someten a tratamientos como es la oxigenoterapia hiperbárica.

Desde el año 2009, tuve la oportunidad de ser el primer otorrino en España que realizó el tratamiento de la trompa de Eustaquio mediante balón, un sistema basado en las dilataciones terapéuticas dentro del campo de la hemodinámica.

Un equipo alemán que reside en Bielefeld, apoyados por un ingeniero galés llamado David Spiggle, desarrollaron un sistema llamado Bielefeld. Tras la primera cirugía quise aportar unas ideas para mejora del protocolo y técnica de actuación. Inmediatamente, David vino a verme y se lo pude comunicar personalmente y actualmente, dicha técnica, ahora llamada Tubavent, se desarrolla según mi criterio de entonces.

He podido ayudar a muchas personas pero mi gran frustración ha sido que no se pudiera introducir en la seguridad social o en las compañías de seguro privadas.

Actualmente, realizo las tres técnicas, según la patología del paciente y sigo formando a los profesionales sanitarios en el campo del buceo. Sigo vinculado con el Centro de Buceo de la Armada y con la Universidad de Murcia.