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El ácido hialurónico es un polisacárido, es decir, una gran molécula constituida por múltiples azúcares.

Un ser humano de 70 Kg de peso tiene aproximadamente 15 gr en su cuerpo. Cada día se degrada un tercio y se vuelve a sintetizar de nuevo.

La mayor parte se encuentra en la piel, pero también se haya en las articulaciones, válvulas cardiacas, pulmón y cuerpos cavernosos del pene.

Con el paso del tiempo, perdemos la capacidad de sintetizarlo.

El gran tamaño de la molécula hace que no pueda atravesar nuestra piel.

Para que un producto pueda pasar nuestra piel, lo deberá hacer atravesando nuestra capa córnea (menos del 1% pasa a través de nuestros anejos cutáneos). Las zonas de piel más finas son las axilas y la cara, especialmente alrededor de los ojos.

Cuanto mayor sea la hidratación de nuestra piel, mayor será la absorción del producto.

También influyen en la absorción el vehículo que utilicemos y el principio activo.

El orden de mayor a menor absorción según el vehículo empleado es el siguiente: ungüento, pomada, crema, gel, loción, aerosol y polvo.

Los cosméticos, lo que hacen es fragmentar el hialurónico en pequeños trocitos, lo que hace posible la hidratación de las capas superficiales de la piel.

Si el peso de la molécula es superior a 1000 KDa, no atravesará la piel. Si el peso es inferior a 300 KDa, la atravesará. Y si es inferior a 130 KDa, aumentará el grosor de nuestra propia capa dérmica.

Si queremos introducir el ácido hialurónico en nuestro cuerpo, debemos hacerlo atravesando mediante una aguja nuestra cubierta cutánea.

Por estos motivos, los tratamientos de medicina estética basados en rellenos dérmicos, nos permiten introducir moléculas íntegras, capaces de conseguir una mayor hidratación, un efecto voluminizador y una duración mucho mayor en el tiempo.

Actualmente contamos con ácidos hialurónicos específicos para cada zona de nuestro cuerpo: ojeras, labios, pómulos, glúteos, vagina, cuero cabelludo, etc…

No te dejes llevar por publicidad engañosa.

 

«Es más difícil que pase un camello por el ojo de una aguja…»

 

Félix Díaz Caparrós

Doctor en Medicina y Cirugía

Especialista en Otorrinolaringología

Médico estético

 

 

 

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