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Antes de seguir leyendo, no olvides pedirnos información o contactar directamente con nosotros para asesorarte si estás pensando en utilizar alguno de estos tratamientos. Como clínica especializada en la medicina estética, la Clínica Díaz Caparrós está aquí para ti…

Muchas veces hemos escuchado de nuestros familiares, amigos e incluso en algunos medios de comunicación o redes sociales confundir la toxina botulínica con los rellenos faciales, la diferencia entre ambos es muy notoria y en este artículo te vamos a explicar con ejemplos prácticos y fáciles de comprender cuál es la diferencia, similitudes y usos de estos tratamientos:

<HI> «BOTOX = TOXINA BOTULINICA».

Bótox es la denominación creada a causa de la mercadotecnia ya que pertenece a una marca registrada de medicamentos, un ejemplo fácil de entender es el “Colacao”, nombre comercial y cuya denominación correcta y genérica es “mezcla de cacao en polvo soluble”.

Ahora bien, la toxina botulínica no es un relleno, es un medicamento que se utiliza para tratar muchos padecimientos y enfermedades, como la cefalea, el bruxismo (apretar los dientes), acné, sudoración excesiva… por mencionar algunos ejemplos; pero en el ámbito estético la toxina botulínica es uno de los mejores aliados para detener el proceso de envejecimiento o corregir algunos rasgos que no nos favorecen de forma estética.

Pero, ¿qué hace el bótox?

Pues produce una parálisis muscular por denervación química

¿Y qué me quieres decir con eso?

No te preocupes aquí te lo explicamos. Los músculos faciales son los encargados de la expresión, y tienen memoria, muy buena memoria, si eres una persona que frunce el entrecejo cotidianamente es probable que sin darte cuenta esa sea la expresión de tu cara y esto no quiere decir que estés enfadada o enfadado todo el rato, si no que tus músculos han hecho ese gesto muchas veces y se han quedado sus marcas en la piel. Pues bien, la toxina botulínica soluciona todos estos problemas, ya que paraliza la musculatura y evita producir las arrugas por movimiento, el efecto que produce la toxina es temporal y dura según la marca usada, el metabolismo y organismo de cada persona.

Ahora vamos a por el ácido hialurónico:

El ácido hialurónico tiene múltiples usos, presentaciones y marcas comerciales. Existen los ácidos hialurónicos no reticulados y reticulados, según su biología molecular, pero ese es tema para otro artículo.

Con él podemos dar volumen a zonas del rostro que han perdido su tonicidad, rellenar arrugas muy marcadas, rellenar las líneas de marioneta (las que marcan las líneas de expresión), el código de barras (grietas en los labios) o incluso en una gran cantidad rellenar los glúteos. Al ser un elemento que existe en nuestro cuerpo y una molécula acuosa es muy bien reciba por nuestro organismo, no deja un aspecto acartonado ni muy relleno siempre que sea aplicado por un profesional, con una técnica adecuada y en las condiciones de seguridad y salubridad correspondientes.

<H2> «Y… ¿Para qué sirve entonces el ácido hialurónico?»

El proceso de envejecimiento en nuestro cuerpo provoca una paulatina pérdida de elasticidad en la piel, falta de hidratación, de volumen por lo que las infiltraciones de ácido hialurónico sirven para recuperar esa apariencia jugosa y de juventud, cuando es de tipo reticulado colabora con el volumen y proyección de las zonas que lo han perdido de forma natural y puede ser utilizado para:

  • Aumento de labios.
  • Aumento de pómulos.
  • Rellenar arrugas o surcos profundos.
  • Relleno de ojeras.
  • Relleno de surcos nasogenianos.
  • Rejuvenecimiento vaginal y muchos más…

¿Existen similitudes entre el ácido y la toxina botulínica?

Ambos son tratamientos inyectables, aplicados mediante una aguja o cánula según sea el caso y siempre deben de ser aplicados por un médico y se realizan rápidamente (las sesiones suelen tardar de unos 15 a 20 minutos). Ambos son tratamientos temporales o reversibles, esto quiere decir que con el paso del tiempo sus efectos van desapareciendo.

¿Y cuáles son las diferencias?

La toxina botulínica tiene una función limitada, es decir, solo paraliza los músculos, aunque también puede ser atribuible a este una mayor hidratación en la zona aplicada.

El ácido hualurónico en cambio hidrata y da volumen.

¿Cómo podemos aprovechar los beneficios del ácido hialurónico y de la toxina botulínica?

En nuestra clínica combinamos estos dos tratamientos en nuestro paquete Flash CDC, donde se aplica toxina botulínica en tres zonas principales en las que se producen la mayor cantidad de arrugas (frente, patas de gallo y entrecejo) e incluye ácido hilurónico no reticulado que aporta luminosidad, un volumen discreto y rejuvenecedor a tu rostro. Con el paso de los días, ambos productos son absorbidos por tu cuerpo y se crea un efecto “flash” con el que se adquiere una imagen más bella y rejuvenecida y un tono y volumen de piel más terso y sedoso, ideal para sentirnos mejor y más atractivos/as.

Dentro de nuestra clínica es uno de los paquetes más vendidos y recomendados por nuestros clientes, por lo que te acompañaremos en el proceso de información y tratamiento con una excelente experiencia profesional y siempre buscando el mejor resultado para mejorar tu imagen.

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