Pruebas para detectar el Covid-19

Existen diferentes tipos de pruebas para saber si una persona está infectada por coronavirus.

Tests rápidos o de antígeno: son pruebas que se realizan mediante la recogida de una muestra en la garganta o nariz (rinofaringe). Detectan la presencia de proteinas del virus.
Son instantáneos pero tienen muy poca fiabilidad.

PCR (reacción en cadena de la polimerasa): detectan la presencia del virus desde el primer momento de la infección. Son muy efectivos (fiabilidad de más del 90%) pero su inconveniente es que requiere llevar la muestra recogida en mucosas a un laboratorio. Son más caros y el resultado tarda entre 3 y 6 horas.

Pruebas serológicas: se llevan a cabo mediante una extracción de sangre. No son válidos durante el inicio del contagio y sirven para ver si el cuerpo tiene anticuerpos contra dicho virus.

Si aperecen positivas las IgM es que el contagio ha sido reciente. Si aparecen positivas las IgG es que ha pasado tiempo y normalmente las defensas son de por vida contra el virus.

Es lo mismo que ocurre con el virus de la hepatitis o el de la enfermedad mononucleosis infecciosa.

Si las autoridades sanitarias de nuestro país hubieran contado con un criterio científico y comercial adecuado, la pandemia se hubiera controlado de una manera exactamente igual que nuestros países vecinos.

Simplemente hubiera bastado el adelantado a la petición de material de protección y de test diagnósticos, tal y como han hecho otros países del mundo.

Damos gracias porque el virus no tiene la capacidad de contagio del sarampión. Si No, estaríamos ante una desgracia aún mayor.

Los tests rápidos hubieran servido para confinar a la población que hubiera dado positivo; los PCR deben haber reservado en primer lugar para el personal sanitario y los test serológicos se utilizarían para el seguimiento de los pacientes ya confirmados.

El mayor problema al que nos enfrentamos tiene dos vertientes: la vacuna tardará y el virus mutará.

Por otro lado, el control de fronteras exteriores se vuelve determinante, pues no todos los países se encuentran en la misma etapa evolutiva de la pandemia.

Lo más triste es que España encabeza el ranking mundial por el número de muertes por habitantes y hasta la fecha, nadie en el gobierno ha asumido la autocrítica ni la dimisión.

Estos datos están conseguidos a fecha del 17 de abril de 2020 y partimos de la premisa, que las cifras reales de contagios y muertes son muy superiores, sobre todo en países como España.

Que no te tomen por tontos.

No depende de sanidad publica o privada (aunque los mejores resultados se obtienen en paises con sanidad privada). No depende de ideología política.

Depende de la capacidad de cada gobierno para abordar la crisis y de la moral de sus gobernantes.