ÚLTIMAS NOTICIAS - Clínica Díaz Caparros!!
LOGO

La sulpirida es el principio activo, de la ya retirada marca llamada dogmatil.

Se trata de un fármaco antipsicótico y neuroléptico, que reduce los niveles de dopamina en el cerebro.

Se ha empleado para numerosos cuadros clínicos como la esquizofrenia, neurosis, síndromes depresivos y por supuesto en el vértigo.

La medicina actual se ha convertido en una especie de «matrix», dónde el médico vive en un espacio virtual, sin contacto apenas con el paciente.

Podemos observar que en los dos últimos años se ha agravado esta circunstancia, debido a la dificultad de acceso del paciente a las instituciones sanitarias, a la medicina telefónica, al miedo y a la comodidad.

Lo que está ocurriendo actualmente tiene el nombre de «querencia», un término muy empleado en el terreno de la equitación.

El caballo tenderá a caminar menos, haciendo los círculos más pequeños durante su entrenamiento. De ahí el uso de una fusta visible.

La medicina no se entiende sin el contacto estrecho con el paciente.

A mí me enseñaron a realizar una detenida anamnesis, posteriormente una inspección, una palpación, percusión, auscultación y por último, las pruebas complementarias.

De hecho, si el médico no tiene una alta sospecha diagnóstica terminada la primera consulta, no encontrará casi nunca el diagnóstico en las pruebas complementarias.

En el caso de los pacientes con vértigo, el tema es más lamentable aún.

Si sabemos que la mayoría de los vértigos se deben a patologías en los oídos y de éstos, casi todos se deben a un problema derivado de los cristales o piedrecitas llamadas otolitos, ¿por qué no se le hace una maniobra de diagnóstico y otra de reposicionamiento al paciente?.

Lo más sencillo es administrar una pauta de sulpirida para que anule los síntomas aparentemente del vértigo, pero NO es la solución.

Solamente es una forma de engañar a nuestro cerebro pero no estamos resolviendo lo que es un mero problema físico.

Debemos mover la cabeza y ver los ojos para saber qué oído es el que se encuentra mal, y posteriormente realizar unos giros de la cabeza para recolocar esos cristales diminutos. Con eso basta.

Sin olvidarnos, que los días posteriores, debe mantener la cabeza fija y no debe dormir del lado afecto.

La maniobra diagnóstica se llama de Dix-Hallpike y la de reposicionamiento, de Epley.

Con estas dos maniobras solucionamos más del 90% de los problemas de nuestros pacientes con vértigo.

Pues bien, si nos limitamos a recetar el dogmatil, el paciente no puede ser explorado y aparecen casi siempre los efectos secundarios de esta medicación, como son los temblores, poca velocidad en el pensamiento, apatía, bajada de las pulsaciones y hasta salida de leche por las mamas.

Yo lo defino como hacer un «Michael Jackson», que me seden y así desaparecen los problemas.

¿Acaso una neumonía se cura con mucolíticos y antitusígenos? Pues no.

Yo animo a todo el colectivo médico a que disminuya la prescripción de sulpirida a sus pacientes, solamente indicada cuando el paciente tiene síntomas asociados de nauseas y vómitos intensos, dónde la vía de administración preferida es la intramuscular.

Hagamos una medicina más eficaz y productiva.

Repercutirá en la calidad de nuestros pacientes y en evitar la pérdida de tiempo y económica de pacientes, familiares y profesionales.

 

Félix Díaz Caparrós
Doctor en Medicina y Cirugía
Especialista en Otorrinolaringología

Deja una respuesta

Ir al contenido