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Ya sabéis que no recomiendo introducir ningún objeto en el conducto auditivo. La asociación americana de medicina lo contraindica.

El cerumen se va produciendo y expulsando de forma continua hacia el exterior, lo mismo que pasa con la piel muerta.

Yo prefiero limpiar un oído mediante visión microscópica y sin haber utilizado previamente gotas anti-cerumen.

En algunas ocasiones, sobre todo en personas de edad avanzada, se producen unos accesos de tos cuando tocamos con las micropinzas o el aspirador, la piel más profunda del conducto auditivo externo.

Tenemos que recordar que el conducto auditivo externo (CAE), tiene una piel que envuelve tanto la parte cartilaginosa como la ósea. La primera no duele al tocarla, hecho importante para la manipulación en la otoscopia. Se trata de una piel más gruesa e hidratada.

La porción ósea o más profunda, tiene una piel muy fina y sensible.

El oído externo está inervado por cuatro nervios sensitivos, que son:

  • Trigémino (V par craneal)
  • Facial (VII par craneal)
  • Vago o neumogástrico (X par craneal)
  • Auricular mayor (rama del plexo cervical)

El Nervio Vago es el de mayor longitud e inerva zonas de la faringe, laringe, pulmón, diafragma, estómago e intestinos. Una rama, llamada nervio de Arnold, pasa por el oído e inerva la porción más profunda del CAE.

El médico alemán Friedrich Arnold fue el que le puso nombre al reflejo de la tos,  producido al tocar la piel del CAE.

Este nervio también es responsable de la otalgia (dolor de oído) que se produce al tener un proceso inflamatorio o compresivo a nivel de la faringe o laringe.

Espero que haya sido interesante este artículo y recordad una cosa: el oído no se toca, salvo si lo hace una persona formada y con la tecnología necesaria.

Félix Díaz Caparrós
Doctor en Medicina y Cirugía
Especialista en Otorrinolaringología

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