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El peligro de la super-especialización en medicina

 

Como todo el mundo sabe, el médico es una persona a la que se le ha exigido unas calificaciones en toda su vida que rozan la perfección.

Para entrar a estudiar la carrera, debe obtener una alta nota en la prueba de acceso a la universidad.

Posteriormente en la carrera, mantiene una lucha competitiva con sus compañeros para obtener las mejores calificaciones, siempre con la mirada puesta en el lejano y venidero exámen MIR.

Una vez que llega el día de la graduación, se sumerge en la preparación del exámen MIR, de cara a obtener la mejor calificación que le permita la elección de una especialidad y hospital deseados para cursar los años de residencia.

En definitiva, al médico se le exige una formación global y posteriormente, una vez que cumple sus 4 o 5 años de residencia, deberá tener un conocimiento completo de su especialidad.

El sistema sanitario forma médicos para dar soluciones a los problemas de la población, quizá no previendo bien el número de profesionales que son necesarios, pero con la intención de ofrecer soluciones rápidas a sus ciudadanos.

Es entonces, una vez que el médico especialista se encuentra ejerciendo, cuando destapa unas preferencias por una parte concreta de su especialidad. Es lo que se llama la super-especialización.

Supongo que habreís oído la expresión: el doctor “fulanito” es especialista en hombro.

Y en ese momento, le aparece una amnesia progresiva del resto de la especialidad que figura en su título firmado por su majestad el rey.

¿Qué consecuencias tiene la super-especialización para el sistema sanitario?

Para comenzar, empieza a descuidarse las causas más frecuentes por las que consultan los pacientes, para centrarse en patologías mucho más infrecuentes.

Las listas de espera aumentan y al final se encuentra una solución muy simple pero equivocada, que es: “faltan especialistas, tenemos que contratar más”.

Bajo mi punto de vista, la especialización y los tratamientos que se ofrecen en los distintos sistemas de salud de nuestras 18 Españas, deberían estar vertebrados, teniendo en cuenta la población que asiste y los distintos hospitales que dispone cada área de salud.

Eso también ocurre con los distintos especialistas que realizan guardias. Tal y como ocurre con la policía, no podemos tener a un agente siempre disponible en cada calle, como tampoco podemos permitirnos a un médico en cada barrio y menos a un especialista.

Si me estás leyendo todavía, te puedes considerar un afortunado.

Eres el 10% de la población que lee y que entiende lo que está leyendo.

Paso a poneros un ejemplo en mi especialidad.

¿Cuáles son las causas más frecuentes de consulta en el campo de la otorrinolaringología?

Según un estudio realizado en la comunidad de Madrid, en la agencia Laín Entralgo, entre los motivos más frecuentes de consulta en atención primaria figuran:

-dolor de garganta

-síntomas catarrales

-dolor de oídos

-dolor nasal y fiebre

-síntomas rinoconjuntivales

-hipoacusia

-tos

Como se puede ver, la población demanda asistencia en el campo de nuestra especialidad, por lo que debemos darle una solución rápida y eficaz a sus problemas.

Claro que puede existir el otorrinolaringólogo especializado en implantes cocleares , en anosmia (falta de olfato) , en disfagia (problemas de deglución) o en vértigo.

Pero todos los especialistas debemos saber la exploración básica y se puede poner solución, incluso en la primera visita médica, sin necesidad de derivar a otro compañero o de devolver al paciente de nuevo a atención primaria para que una enfermera, que no ha sido formada para extraer tapones de cerumen mediante lavados de oídos, practique un tratamiento que podía haber sido resuelto semanas atrás.

Todas estas acciones suponen una enorme pérdida de productividad y un endeudamiento del sistema sanitario público creciente.

El paciente pierde tiempo en su trabajo, desplazamiento, familiares que acompañan y duplicación de visitas médicas.

En definitiva, la pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿Por qué el especialista se super-especializa tanto en la medicina pública y luego ve todo tipo de problemas de su especialidad en el ejercicio privado de su especialidad?

La solución no pasa necesariamente por ser más, si no por trabajar mejor.

Debería realizarse una evaluación anual de cada médico, para saber su grado de formación, el éxito de sus tratamientos y sobre todo, permitir que los pacientes puedan opinar del servicio recibido.

Es la única forma de poder mejorar.

El estímulo del médico especialista, claro que se debe ver recompensado con un aumento de sueldo, si las encuestas así lo aprueban, pero el sistema no mejorará si no existe un perfecto diseño de los niveles de asistencia y una colaboración muy fluida con atención primaria.

 

Félix Díaz Caparrós

Doctor en Medicina y Cirugía

Especialista en Otorrinolaringología

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